El presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, se lamentó por las dos velocidades en la que funciona la economía, en donde las Pymes industriales se ubicaron entre los sectores perdedores, lo que generó la caída del empleo y una fuerte incertidumbre sobre el futuro de las fábricas y de sus trabajadores. Para evitar una crisis recesiva permanente, reclamó la “conformación de un plan industrial que instituya un financiamiento accesible, tarifas de servicios públicos diferenciadas para la producción, control de las importaciones e incentivo al consumo para que se reactive la demanda”.
“El informe del Observatorio IPA confirmó que el Gobierno nacional decidió dejar librado al azar la supervivencia de las Pymes industriales, no sólo por desatender las necesidades ante la caída brutal del consumo y su efecto inmediato en las fábricas y el empleo; sino también por sostener la presión impositiva sobre el sector productivo al mismo tiempo que liberaba las importaciones de todo tipo”, se quejó Rosato.
El presidente de IPA sostuvo que “la falta de un plan industrial no puede compensarse con el superávit fiscal, ni la baja de la inflación, que son dos buenas noticias para el país, pero que nunca deben estar atadas a una mortandad de empresas que ponga en riesgo la estabilidad social por la falta de empleo”. Y dijo que “aún está por verse si se trató de una torpeza de un Gobierno inexperto o de un verdadero objetivo para destruir el conglomerado industrial local”.
“Estamos a tiempo de evitar la catástrofe, porque quedó totalmente claro que las dos velocidades en la que se mueve la actividad económica desbalanceó el escenario productivo y laboral, ya que los sectores que se vieron beneficiados por el modelo económico implementado hasta ahora no lograron compensar las pérdidas laborales. Pero si el ministro Luis Caputo se abre al diálogo con las entidades que representamos al corazón de la economía real puede abrirse un camino de escape a una crisis social, porque algunas medidas pueden salvar a las fábricas nacionales”, aseveró Rosato.
Según el último informe del Observatorio IPA, la economía argentina transitó el último tramo de 2025 en un escenario de extrema heterogeneidad. Así lo confirmaron los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), en donde la actividad creció un 3,2% interanual en octubre, aunque volvió a caer un 0,4% en términos desestacionalizados.
Sobre esta dinámica, la investigación mostró números que señalaron “una recuperación aún inestable” y un avance concentrado en los sectores primarios y financieros. En este sentido, la intermediación financiera y los hidrocarburos explicaron la mayor parte del repunte, mientras que los servicios ligados al mercado interno permanecieron en retroceso, configurando “un rebote limitado y poco difundido”.
En el ámbito de los precios, la inflación de noviembre se ubicó en torno al 2,5% mensual, acumulando un 31,4% en los últimos doce meses, lo que ubicó al país en el sexto puesto del ranking mundial de inflación, seguido por Bolivia y Yemen. Según el Observatorio IPA, la baja de los precios fue desigual, dado que “los bienes se mantuvieron estables, mientras que los servicios se aceleraron por las tarifas, el transporte y la vivienda”. El estudio proyectó que, de sostenerse la estabilidad cambiaria, el IPC de diciembre se situaría entre el 2,6% y el 3,0%.
El mercado laboral, por su parte, registró cifras negativas que profundizaron la crisis social. De acuerdo con el último informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), en septiembre se contabilizaron 9,58 millones de trabajadores formales, lo que representó una caída interanual de 65.000 puestos. El Observatorio IPA remarcó que la pérdida acumulada desde diciembre de 2023 superó los 317.000 empleos y advirtió que la caída del número de empresas a 492.223 “profundizó la pérdida de entramado productivo, especialmente entre las pymes”.
La situación de la industria manufacturera resultó particularmente crítica al cierre del año. El Índice de Producción Industrial (IPI) cayó un 2,9% interanual en octubre, lo que confirmó que el sector permaneció en recesión. Tal como explicó el reporte de la entidad fabril, el leve rebote estadístico del año respondió a una base de comparación muy baja y no a una mejora genuina.
Asimismo, la industria operó con apenas el 61% de su capacidad instalada. Así lo describió la entidad, al señalar que la contracción fue generalizada en los sectores de textiles, caucho y automotriz, donde “la recuperación siguió estando fuera del horizonte” ante la ausencia de crédito y el avance de las importaciones.
En cuanto al consumo masivo, las ventas en supermercados subieron un 2,7% interanual en octubre, pero el canal mayorista sufrió un desplome del 9,3%. Afirmó la investigación que el acumulado anual del consumo se mantuvo un 9,5% por debajo de los niveles previos y sentenció que “la erosión del poder adquisitivo continúa siendo el principal límite” para cualquier tracción económica hacia 2026.
En tanto que el sector externo mostró un superávit de USD 2.498 millones en noviembre, impulsado por un salto del 24,1% en las exportaciones primarias. Sin embargo, el informe advirtió sobre la calidad de este saldo comercial.
Según consignó el Observatorio IPA, el modelo reforzó un patrón primarizado donde “hay dólares, pero no para la industria”, ya que las importaciones de bienes de consumo crecieron tres veces más rápido que las exportaciones.